El Congreso de la Ciudad de México aprobó un proyecto de ley que reforma el código penal de la ciudad para criminalizar la terapia de conversión.
La reforma busca penalizar a los profesionales de la terapia de conversión, y la disposición relevante en el Código especifica “la penalización de los contratos, tratamientos, terapias o servicios, tareas o actividades que pretenden corregir la orientación sexual, y la identidad o expresión de género que socava la libertad propia”. -determinación.”
La terapia de conversión está destinada a cambiar la orientación sexual o la identidad o expresión de género de una persona. Emplea prácticas que van desde el asesoramiento psicológico a los de naturaleza religiosa hasta la terapia electroconvulsiva (TEC), y los menores son especialmente vulnerables.
Según el proyecto de ley que fue aprobado en una sesión especial el viernes, obligar a alguien a someterse a la terapia se castiga con hasta cinco años de prisión y un período más largo en el que un menor se ve obligado a someterse a la terapia.
Temístocles Villaneuva, quien dirigió la propuesta como representante local del partido MORENA, había dicho anteriormente que la criminalización de la terapia traerá una mayor aceptación, mayor seguridad, menor violencia y protección formal a la comunidad LGBT.
La aprobación convierte a la Ciudad de México en la primera jurisdicción del país en prohibir la terapia. Los legisladores federales de México están considerando una prohibición a nivel nacional, y la medida de la ciudad capital es aclamada como un paso positivo para los estados del país.
El experto independiente de las Naciones Unidas sobre protección contra la violencia y la discriminación basada en la orientación sexual y la identidad de género había pedido una prohibición global de la terapia de conversión durante una reunión del Consejo de Derechos Humanos a principios de este mes. Si bien solo unos pocos países (Alemania, Malta, Ecuador, Brasil y Taiwán) lo han criminalizado hasta ahora, los esfuerzos están ganando impulso en los EE. UU. (20 estados y varias ciudades ya lo han prohibido) y varios otros países.